ESPETERA
(De espeto).
1.- f. Tabla con garfios en que se cuelgan carnes, aves y utensilios de cocina.
2.- f. Conjunto de los utensilios metálicos de cocina que se cuelgan en la espetera.
3.- f. Pecho de la mujer cuando es muy abultado.
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ESPETERA. -Félix Albo

No podía dormir. Busqué chicles pero no me quedaban, así que bajé a la recepción del hotel a comprar algo que entretuviera mi mandíbula mientras esperaba el sueño. En la planta baja recorrí silencioso el enmoquetado pasillo que separaba el ascensor del vestíbulo.

Buenas noches -le dije al recepcionista que se encontraba de espaldas a mí, colocando unos garfios en la espetera de la recepción. No me esperaba y quizá por eso le pegué un susto de los grandes. Se giró y me miró nervioso, sobresaltado aún y sudoroso.

Buenas noches, señor -me contestó.

Voy a comprar algo de la máquina -le dije mientras ya me dirigía a ella con la moneda en la mano.

Hasta mañana -le dije al volver, antes de tomar de nuevo el pasillo y volver al ascensor.

Que descanse usted bien -me dijo algo más tranquilo pero no del todo, con las dos manos sobre el mostrador de madera y un peto blanco sobre su pecho. Demasiado desaliñado, para mi gusto, pero a veces, el personal de la noche se relaja en estos aspectos, sobre todo en horas de madrugada.

A la mañana siguiente mientras esperaba que me atendieran dando golpecitos con mi llave sobre el mármol del mostrador de la recepción fue a mí a quien asustaron pues no me esperaba que la recepcionista me hablara desde atrás.

Me habéis devuelto el susto -le dije.

¿A qué se refiere? -me preguntó curiosa.

Nada -sonreí-, ayer le di un susto a tu compañero porque bajé como a las tres de la mañana y hoy me lo...

Nunca hemos tenido servicio de recepción nocturna -me interrumpió-. No sé a quién se puede referir.

¡Ah! -le dije- pues a un hombre así bajo de estatura que estaba colgando unos ganchos en la... -y al levantar la mano y la vista comprobé que el decorado era totalmente distinto. La recepción entera era distinta. El mostrador de madera ahora era de mármol, la pared blanca del fondo ahora era oscura... Y caí en que el hombre más que un recepcionista parecía un carnicero. Sí, eso era, un carnicero como los de antes, con su peto con salpicaduras de sangre, sus cuchillos grandes y ese desaliño típico en una persona siniestra. Pero recordaba con todo detalle cómo estaba colocando unos ganchos de esos de colgar los pavos o los pollos sin cabeza.

Nada -continué-, no me hagas caso. Habrá sido un sueño raro -sin saber si esta frase era más para mí que para aquella señorita.

Pagué y salí del hotel sin darle mayor importancia.

En el coche, mientras mascaba un chicle de menta que acababa de meterme en al boca, guardaba en mi carpetita la factura de aquel hotel.

Hotel Degollina -antiguo matadero-.

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Esta palabra, ESPETERA, llegó a peritas@felixalbo.com de la mano de Maria José Serón. ¡Gracias!
Yo no la conocía. En su pueblo, al parecer, la utilizan en el sentido de desorden y me encantó. Ya sabes que si tienes alguna palabra perdida, extraña, confusa, particular, de poco uso, que recoja la el diccionario de la RAE, estaré encantado de buscarle una historia dentro de su universo. Otra cosa es que...

Feliz fin de semana, para algunos largo.

Abrazos a capazos.

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